El día de hoy ha sido intenso en cuanto a “sentadas” y a prestar atención. A las nueve, tras el inicio del día con el tiempo de oración y el desayuno, hemos comenzado la sesión capitular ya con el problema de la traducción simultánea solucionado. La mañana de hoy ha estado destinada a presentar el “Instrumento de trabajo” del Capítulo. Es decir, el documento que sintetiza y recoge el trabajo de los capítulos inspectoriales que el curso pasado se realizaron en toda la Congregación. La presentación se ha centrado, sobre todo, en la metodología con la que vamos a trabajar este material. Se ha hecho mucho hincapié en el discernimiento. Hemos terminado la sesión de trabajo de la mañana con el proceso de votación y aprobación del reglamento del capítulo.

Por la tarde, el Rector Mayor y todo su consejo han respondido a las preguntas que las comisiones regionales plantearon tras la lectura del informe del estado de la Congregación. Más de cien preguntas que, desde mi punto de vista, han quedado respondidas bastante bien. Han salido muchos temas con los que la Congregación en este último sexenio ha tenido que ir caminando.

Muchas cosas se podrían destacar de la tarde de hoy, pero si tuviera que quedarme con algo sería la imagen de equipo que Don Ángel y su Consejo han transmitido a la asamblea. Desde detalles como su presencia en la mesa capitular, a derecha e izquierda del Rector Mayor, o bien entrando y saliendo, o el Rector Mayor dando la palabra a unos y otros para responder a las preguntas. Pero también en el mensaje transmitido en varias ocasiones a lo largo de la explicación, con las decisiones tomadas, con los razonamientos y procesos seguidos: “Esto es algo que hacemos juntos, en equipo. Si acertamos lo hacemos en equipo, si nos equivocamos lo hacemos juntos también, no hay lugar para el individualismo”.