Esta segunda semana de capítulo hemos comenzado todos los trabajos previstos para el desarrollo del tema propuesto por el Rector Mayor y su Consejo. La reflexión sobre el perfil del salesiano hoy nos conduce hacia la senda de la renovación personal y la reforma de nuestra vida religiosa. Nos jugamos mucho en estos días. Porque no se trata de elaborar un documento más ¡tenemos ya tantos!, sino de descubrir la novedad de Dios para la Congregación Salesiana hoy que nos ayude, de veras, a afrontar el futuro con esperanza.
Creo que no es cuestión de Magisterio, sino de auténtica conversión. Las sendas están marcadas pero necesitamos caminar con decisión y desbrozar veredas que actúen con realismo cuanto nos hemos dicho en los capítulos anteriores, cuanto nos indican las orientaciones de los últimos Rectores Mayores y lo que la reforma de Francisco está impulsando en la Iglesia. ¿Por qué tanta resistencia? ¿Por qué llevamos tres Capítulo Generales dándole vueltas al rostro del salesiano en este tiempo complejo de decrecimiento, irrelevancia e inseguridades?
En mi opinión, es urgente una conversión a tres niveles: espiritual, pastoral y estructural. Pienso que el Capítulo General nos ha de ayudar a esto. Conversión espiritual porque hemos de volver constantemente nuestro rostro a Dios y tratar de recuperar una forma de vida religiosa más evangélica, más esencial, más auténtica. Necesitamos vivir en comunidades más sencillas, más palpablemente fraternas y más en contacto con los jóvenes pobres.
De aquí nuestra conversión pastoral. Nos lo ha recordado el Papa Francisco en la Evangelii Gaudium. Hemos de convertir nuestro corazón pastoral para salir al encuentro de los más vulnerables, de los últimos, para sanar heridas y abrazar soledades. Toda comunidad, dice el Santo Padre, ha de saber articular estrategias para salir de su confort y alcanzar otras periferias existenciales. No nos lo acabamos de creer o pensamos que no va con nosotros.
Conversión estructural, en fin, porque necesitamos un nuevo liderazgo religioso y opciones de gobierno decididas. En pleno proceso de rediseño de nuestras presencias hemos de tener la audacia y el coraje de reinventarnos haciendo brotar realidades nuevas que nos ayuden a superar el vértigo de un repliegue invernal.
No estamos de broma. Ojalá que el Capítulo coja el toro por lo cuernos y nos ayude a todos a salir del abotargamiento que nos encierra en nosotros mismos satisfechos con que no tengamos demasiados sobresaltos.
Saludos cordiales desde Turín.
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